
Texto de diario La Prensa
De 15 años, estudiaba sexto grado de primaria. Fue asesinado en Managua. Creció en una familia cristiana. Su alegría jovialidad y positividad hacían de la personalidad de Orlandito, inolvidable.
El amor por el fútbol y la música, específicamente la batería, caracterizaban la cotidianidad de sus tiempos libres. Las oportunidades que se presentaron en su vida fueron gracias a su talento. Una de ellas fue la poder estudiar música y posteriormente comenzar a tocar en el coro de su iglesia. Así también como la de pertenecer a la Academia departamental de Fútbol en Managua.
La decisión de acudir a la “Madre de todas las marchas”, en Managua, surgió específicamente de su necesidad de acompañar a las mamás que habían perdido a sus hijos, producto de la fuerza desmedida del Estado de Nicaragua, en una de las fechas más importantes y conmemorativas para ellas. Y así fue como, en conjunto con un grupo de amigos, se hizo presente en la multitudinaria marcha.
Se registra que a las 4:00 p.m, fue herido en el tórax por un arma de fuego. Desafortunadamente cuando Yadira Córdoba, mamá de Orlando, llegó al Hospital Vélez Paiz, él ya había fallecido.